Graciela Gómez nacida en la ciudad de Bogotá, ha estado inmersa en el arte desde muy temprana edad; siendo tan solo una niña se hizo merecedora de un premio para adultos en un Concurso Internacional de pintura, Beca que no pudo aceptar por no cumplir con el requisito de edad.

Realizó estudios de bachillerato en el Colegio Santa Clara y de manera simultánea recibió clases formales de pintura y grabado con profesores particulares, especialmente con los Maestros Carlos Diaz Forero (Primer Premio en Pintura en el VII Salón de Artistas Nacionales) y Aaron Erickson, grabador sueco.

Siendo niña realizó su primera exposición individual en la  más importante sala del país en ese momento, la Biblioteca Nacional. A partir de ese momento su actividad artística ha sido constante,  prueba de ello son las numerosas muestras, que ya sobrepasan setenta y ocho individuales y más de cuarenta y cinco colectivas, de las cuales 59 de ellas  han sido en el exterior.

Comparte su actividad artística con su familia, principalmente con sus cuatro hijos  quiénes permanentemente la apoyan. Por su formación pedagógica se ha desempeñado como profesora en su taller personal, en entidades educativas en el país y fue por más de 20 años examinadora del International Baccalaureate, organización Suiza con Centro de calificación en Cardiff, Gran Bretaña; así mismo ha dictado Seminarios de actualización y recursos para profesores de Arte de diferentes niveles. Sus investigaciones la llevaron a publicar el Libro “Pinta tu Mundo”, introducción al Arte, del cual se han realizado dos ediciones. Su capacidad creadora la ha canalizado también con el lenguaje de la poesía, campo en el cual ha publicado 4 libros.

Hasta la fecha no ha dejado de actualizarse, investigando sobre aspectos conceptuales, estéticos, históricos, didácticos y técnicos.

Viajera incansable ha llevado siempre consigo sus obras para cumplir compromisos adquiridos, principalmente con museos e Instituciones Culturales de América y Europa.

Ha sido invitada a participar en seis Simposios de Artistas Europeos y en todos ellos su estilo personal y su técnica propia de acrílico  sobre telas prensadas y óleos, fueron muy bien recibidos por los organizadores, colegas, críticos y prensa especializada.

Estudiosa de los materiales y su comportamiento, desarrolló en su taller un procedimiento para la realización de murales de gran tamaño, basado en métodos tradicionales pero utilizando colores y medios contemporáneos, lo que le permite adelantar el trabajo en el estudio, por tareas, y luego ubicarlo en el muro mediante un sistema específico de incorporación. (Mural Vanguardia Liberal en Buca-ramanga,45 mts.2, Hospital Central y Museo Palacio Histórico de la Policía Nacional, 150 Mts.2, entre otros).

Sus cuadros actuales son con técnica mixta (acril–óleo con predo-minio de óleo) sobre telas crudas que va curando con emulsiones y colores acrílicos durante el proceso artístico inicial, para  posterior-mente aplicar el óleo en veladuras superpuestas.

Ha incursionado además en la modalidad de murales empotrables, en los cuales utiliza colores acrílicos, emulsiones modificadas, fibras sintéticas y metal, tratados con fuego (soplete) sobre baldosas esmaltadas.

En el año 1998 creó la Fundación Graciela Gómez entidad sin ánimo de lucro que apoya y divulga la labor de los artistas colombianos y centra su labor social en fortalecer el fondo de Becas de Educación y Rehabilitación en Instituciones Especializadas para niños de escasos recursos con Sindrome de Down.

Dentro de los proyectos culturales más relevantes realizados por la Fundación es importante mencionar “La 15 Arte en Fachada¨ en la que se expusieron obras de gran tamaño, originales, de 15 pintores ubicadas en edificios sobre la carrera 15, “Reflexiones Volumétricas”, exposición al aire libre de 40 esculturas en bronce y metales, en la plazoleta del  World Trade Center y más de 35 muestras, entre individuales y colectivas en diferentes salas del país.

“America, America”

COMENTARIOS CRÍTICOS

 

“ La obra pictórica de Graciela Gómez rescata a la mujer, como lo hace otra gran latinoamericana en el campo de las letras: La poetisa chilena Gabriela Mistral.”

 

Radoslav Ivelic – Santiago de Chile – Chile

( …) “Los rostros, las representaciones de sus composiciones tienen una vitalidad propia, una personalidad con todas sus pasiones, con toda su agresividad o su dulzura.

¿A que imperativo interno responde esta preponderancia de líneas que se conjugan en las obras de Graciela Gómez?

Sin duda a la inclinación de la artista por alguna fisiología poética, que con hilos regados y entrelazados a lo largo de un rostro o de un torso, imparten un temblor vital, poderosamente humano a su obra.”

 

Eduardo Mendoza Varela – Bogotá – Colombia

“ (…) “La obra de Graciela Gómez es muy buena. Es una muy buena pintora, desde el momento en que vi su trabajo me interesó muchísimo, no tan solo por su fuerza, sino por el carácter universal que tiene.

Es una pintora latinoamericana, muy latinoamericana, por sus temas, pero más que nada es la fuerza; tiene una fuerza que es innata.

El alma latinoamericana está presente en la obra de Graciela Gómez en forma muy vívida.”

 

A.B., Director de la FIAL  – Bruselas  y de Andrés Art Gallery – Amberes

“Graciela, tu obra pictórica es algo más que un arte. Es un fenómeno de agua y luz, que traspasa las formas, para romperse en una gama de colores y líneas.

Así debió ser el primer pensamiento de Dios, creador de todas las artes.”

 

Manuel Zapata Olivella – Bogotá – Colombia

“Los problemas formales y estéticos están resueltos en la obra de Graciela Gómez, de manera clara, y consecuencia de ello es una creación coherente y personal, donde el hombre es primero que todo el artífice de su propia realidad.

El elongamiento de algunas figuras, la arbitrariedad cromática y la técnica muy personal de superposición de texturas, reflejan el dominio de quien se ha dedicado a investigar, y la creación de alguien intimista y amante de lo bello y lo sencillo.

En la obra de Graciela Gómez la figura femenina ocupa un papel preponderante y único; la mujer como fuente y origen de la vida es tema obligado de reflexión e interpretación, y punto de ligazón de la historia, de nuestra historia, de la historia de la humanidad.

La figura de la mujer, fluctuando en una marea de colores entrantes y salientes, consigue convertir la pintura en materia de una idea, y un estilo en vehículo de un propósito estético que se expresa con completa libertad, sin la interferencia dañina de la narración.

Ser un artista de la figura humana, actualmente, implica un tremendo compromiso: como lo afirma el crítico Germán Rubiano, requiere la búsqueda de un estilo en medio del más espléndido y variado sujeto de la historia del arte; exige la más absoluta creencia en el hombre, y, demanda hasta cierto punto un ir contra la corriente.

Son pocos los que aceptan tal compromiso. Graciela Gómez es uno de ellos.”

 

Gloria Oviedo Cháves A.I.C.A.

“ (…) Su pintura y su técnica tienen una línea geométrica muy definida, lo que las llevan a convertirse en un estudio casi arquitectónico de la forma y el lenguaje, una pintura realizada desde “ dentro de la tela”, partiendo desde un punto que va lentamente convirtiéndose en imagen y contenido.

Los acrílicos sobre tela prensada de Graciela Gómez expresan algo que para el público holandés es impensable, incomprensible e inequívocamente latinoamericano: color y expresión en lucha; dos elementos intrínsecos en cada lienzo de Graciela Gómez que al definir cada composición plástica van encontrándose mutuamente a través de una continua y radical, pero a su vez elegante y sutil pugna.

La composición de colores utilizada, y los rostros ( con determinadas facciones y rasgos )  de sus personajes, son los dos elementos en lucha.

El colorido es fuerte, vital, vigoroso, impetuoso, mágico, cálido, invitante, acogedor… Sus rostros contrastan en forma decisiva con el sentimiento de este color, ya que en forma muy expresiva denotan abandono, indulgencia, aflicción, tristeza, dolor, melancolía y soledad.

Algo incomprensible para el público, debido a que en la mentalidad de Europa del Norte, el uso de colores tales como el naranja, el amarillo, el rojo, el verde claro, son asociados inmediatamente y conllevan en sí la alegría, el entusiasmo, el gozo, el calor, el sol del sur del continente, tan presente en los paisajes provinciales del sur de Francia o las fiestas multicolores en España y Portugal…. Sufrimiento, melancolía y soledad, dentro de un contexto protestante y calvinista del norte de Europa, no va rodeado de color, es gris, ocre, uniforme, pálido… tal como la lluvia, la neblina y el frío tan característicos en estos países.

Aún así y debido a esta temática  “incongruente y casi incomprensible ” donde la felicidad y el dolor están íntimamente ligados, las telas de Graciela Gómez se han convertido a los ojos del público holandés en un punto de fascinación.”

 

Jonathan Benavides – Galerie Gaffelaer , Breda – Holanda

“ Graciela Gómez es una artista universal. Irradia una alegría y una vitalidad mediterráneas, ennoblecidas en la atmósfera cristalina de los Andes, las cuales definen todo su ser y el fondo de su naturaleza. El antropocentrismo sugestivo de sus obras es vigoroso y fascinante. Las virtudes y ambiciones sublimes de la existencia humana reciben en la obra de Graciela Gómez una formulación visual de impacto monumental, por su estilo personal, su técnica, por las características morfológicas de su expresión artística, por su mundo de colores y por la increíble capacidad de composición plástica que en ella es innata.

A diferencia de lo que hasta ahora ha sido el tema central de la pintura latinoamericana, que, guiada por un compromiso político, ha divulgado las ideas revolucionarias en murales y retablos de gran formato, al tiempo que daban a conocer al mundo la bestialidad de las dictaduras militares que castigaban a los luchadores de la libertad con una tortura brutal, el suplicio inhumano y el sufrimiento físico, las obras de Graciela Gómez transpiran el calor de un humanismo profundo, del amor, de las ganas de vivir, del anhelo por la felicidad, de la sinceridad, de la pureza del alma y de la paz. Su preocupación por el presente y el futuro de la humanidad, convierte en dedicación suya el problema de la interdependencia y la reconciliación de los pueblos y de las razas, así como el noble propósito del amor por la naturaleza, de su protección y de la convivencia armónica con el entorno.

La vivencia fundamental y la mayor inspiración de su arte, consiste en los testimonios físicos e intelectuales hasta hoy existentes en las culturas precolombinas, espíritu que cautiva y estimula profundamente su fantasía creadora. Hace 500 años , tras el descubrimiento de Cristóbal Colón, se inició la invasión (despojadora y destructora, enardecida por la fiebre de oro ) de los conquistadores españoles en el Nuevo Continente. Invasión que condujo a la destrucción acelerada de la próspera cultura de la población indígena, sometida y ligada a la conversión a la religión católica. Resucitar y continuar el arte ancestral de inmensa fuerza e importancia, irradiarla hacia Europa, tal es hoy la vertiente más marcada de la polifacética actividad creadora y conciencia profesional, casi misionera, de Graciela Gómez. Podríamos decir que se ha iniciado la contraconquista, la de los países del Viejo Continente, pero sin armas letales, sin violencia, sino mediante el flujo pacífico, incontenible del arte auténtico.

Antiguo sueño y objetivo del gran Simón Bolívar quien se propusiera unir con esfuerzos políticos y militares, los pueblos americanos desde México hasta el Cabo de Hornos. Es lo que intenta ahora con su arte y con una aspiración extendida a todo el mundo civilizado Graciela Gómez.

Esta bogotana filigrana, de perpetua agilidad, firme conciencia y asombrosa fuerza moral.

Hay que creer en la fuerza redentora de la cultura, capaz de crear y confiar en la amistad pacífica de los pueblos de la Tierra. Hay que creer y confiar en la sinceridad de las abiertas miradas humanas dirigidas tiernamente a nosotros desde los cuadros de Graciela Gómez, en el calor de esos grandes ojos diáfanos que pueden ser símbolos de la fe en la humanidad y en el futuro, como la Blanca Paloma de Picasso.

 

Torok Sándor – Budapest – Hungría

La  obra de Graciela Gómez es reconocida en Colombia, Chile, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Dinamarca, Hungría, Francia, Ucrania, Yugoslavia y España.

Ha desarrollado una particular línea artística en la que crea imágenes geométricas entrelazadas que interactúan con los diferentes trazos y conforman intrincadas imágenes.

El espectador percibe como rasgo característico, la composición armónica que se establece entre las formas y los colores, lo que produce la sensación de múltiples figuras simultáneas en el mismo espacio. En pocas oportunidades el arte contemporáneo llega a ser o se adecua al surrealismo, no obstante en la pintura de Graciela Gómez se encuentra incorporado a su gran cantidad de contenido y a su técnica.

Graciela Gómez ha sido comisionada para realizar varios murales en sitios públicos. El más reciente es en el “Museo Palacio Histórico de la Policía” en Bogotá.

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